CINEASTA

Bio-filmografía • Entrevista





Entrevista con Christophe Cupelin, cineasta
Realizada por Pascal Knoerr


¿De dónde proviene su interés por Burkina Faso y Thomas Sankara?
La primera vez que fui a Burkina Faso fue en 1985. El descubrimiento de la revolución burkinesa fue un choque y una revelación para el joven de diecinueve años que era yo. Para todos los de mi generación, africanos o no, qui conocieron a Thomas Sankara, él representaba en ese entonces, no solamente la esperanza de una sociedad más justa en Burkina Faso sino, más aún, la esperanza de un mundo mejor para todos. Este presidente innovador que hablaba con elocuencia y humor de problemas serios, sobre todo por la radio nacional de Burkina, dejó una marca indeleble en la memoria.

¿Más precisamente ¿qué es lo que hacía de Sankara un Jefe de Estado atípico?
La reputación de Thomas Sankara traspasó literalmente las fronteras de su país y del continente africano. Era considerado como el presidente de los pobres, el portavoz de los abandonados. Era un revolucionario anticonformista, aún en su propio campo. Era un hombre probo, íntegro, carismático; fue quien se atrevió a "inventar el porvenir", según sus propias palabras.

Pertenecía a la nueva generación que apareció en África en los años 80, de jóvenes militares revolucionarios, apasionados por la integridad y la libertad. "Sin formación política, un militar no es otra cosa que un criminal en potencia" decía, marcando así su diferencia. Sus declaraciones hicieron temblar los poderes e inquietó las cancillerías, tanto del norte como del sur. Y su muerte con un tinte trágico contribuyó a hacer de él una figura mítica de la historia contemporánea adulada por los jóvenes africanos.

Hoy, la mayoría de los burkineses guardan de Thomas Sankara la imagen de un hombre íntegro que cambió las mentalidades de sus conciudadanos y dio dignidad a su país. Una imagen y un ideal que resisten al tiempo, Thomas Sankara sigue siendo percibido como el "padre" fundador de la nación.

¿Por qué eligió el cine para contar su historia?
Fue durante una estadía primera en Burkina Faso. Allí rodé mis primeras imágenes en super-8 y decidí "hacer cine". Hoy, un cuarto de siglo después, esta película me transporta a los orígenes de mi primera práctica cinematográfica, a las esperanzas que vivían en nosotros por ese entonces, a ese momento en el que la historia parecía escribirse en directo…

Con respecto a la materia prima, tuve la suerte de poder contar con imágenes de archivo sacadas a la superficie en el 2007, año del vigésimo aniversario de su muerte. En efecto, hasta entonces, las marcas audiovisuales sobre Sankara y la revolución burkinesa habían desaparecido o al menos se quedaban en las sombras. Ese año, los archivos importantes, libres de derechos, aparecieron en Internet; dos películas para televisión, conteniendo cada una buena parte de imágenes inéditas, fueron realizadas en Francia, y yo mismo encontré nuevos archivos.

¿Cómo se articuló el relato de su película en torno a estos archivos?
Estas imágenes son muy importantes para la Historia y nos permiten descubrir a Thomas Sankara en acción, su carisma y su importancia en África. Su personalidad hace estallar la pantalla cuando trata de convencer sobre la pertinencia de su revolución con elocuencia, brillo y humor. Se ve también la manera en que es percibido por los medios occidentales — especialmente los franceses— durante los años 80. Con un adjetivo tras otro, Sankara es calificado de marxista, de hombre de Kadhafi, de antifrancés, incluso de dictador…

Estas diferentes partes de archivos, finalmente publicadas y accesibles al público a las que se agregan mis archivos personales recogidos en el lugar en Burkina Faso desde mi primera estadía en 1985, me permitieron desarrollar un relato fuerte, cautivante y más profundo sobre Thomas Sankara y la revolución burkinesa. La construcción narrativa de la película está fundada a la vez en mi propia experiencia vivida en directo en Burkina Faso a partir del conjunto de fuentes escritas y no escritas disponibles actualmente y a partir de una selección de la memoria transmitida oralmente por diferentes personas que han estado en contacto de cerca o de lejos con Thomas Sankara.

Su película aborda por supuesto la imprecisión que rodea a la muerte de Thomas Sankara…
Nunca hubo encuesta alguna sobre las circunstancias de la desaparición de Thomas Sankara. El certificado oficial de su deceso producido tres meses después de su muerte menciona solamente que murió de "muerte natural". Su supuesta tumba se encuentra en el cementerio municipal de Dagnoen, en las afueras al oeste de Ouagadougou, donde se celebra una conmemoración cada 15 de octubre. El principal sospechoso del asesinato de Thomas Sankara es su mejor amigo, Blaise Campaoré, "número dos" durante el período revolucionario de 1983 a 1987, hoy presidente aún de Burkina Faso. Esta brutal tragedia humana entre "hermanos de armas" contribuye a la dimensión mitológica del relato.

Se puede matar a un hombre, pero las ideas no se matan: este adagio se adapta perfectamente a la figura de Thomas Sankara que nos legó una experiencia social y política completamente nueva y totalmente singular. De cierta manera, Sankara está más presente muerto que cuando estaba vivo. De ahora en más se trata de restituir el recuerdo de su palabra tanto a los burkineses como al conjunto de la comunidad internacional.


Pascal Knoerr, June 2012